La crisis económica hace estragos en la zona sur donde más de 170 familias necesitadas son atendidas desde que comenzó 2010.
Francisco Holgado Responsable de Cáritas Diocesana en la parroquia de San Rafael.
En tiempos de crisis, la falta de recursos económicos y alimenticios se extiende como un reguero de pólvora por toda la ciudad, aunque hay zonas en las que la necesidad es un mal endémico.
Francisco Holgado lleva más de veinte años trabajando en Cáritas San Rafael y asegura que nunca había vivido una situación como la actual. Allí atienden a más de 170 familias, aunque han llegado a acoger 230. Detrás de la mayoría de ellas se esconden historias dramáticas.-Cómo están viendo la situación desde una organización como Cáritas San Rafael, que conoce de primera mano los efectos de la crisis económica?
-Los recuerdos que tengo de las familias que se atendían en aquella época, comparándolas con las de ahora, son muy diferentes. De alguna manera antes eran familias pobres que venían arrastrando problemas desde mucho tiempo atrás y se puede decir que era una costumbre solicitar ayuda. Sin embargo, en la actualidad es totalmente distinto. Ahora, la mayor parte de los usuarios que tenemos son gente que nunca había pasado por una situación así.
-¿En qué nota que la situación ha cambiado?
-Hay detalles significativos. El otro día vi una cantidad de gente cogiendo coquinas con las manos rajadas en un río y me llamó mucho la atención. Ver a personas metidas en fango hasta las rodillas, sin saber si lo que cojas lo vas a poder vender o no, es duro. A pesar de todo, hay gente que todavía dice que el que pide es porque quiere, pero hoy en día no es así y lo peor es que no sé cómo va a terminar todo esto.
También observo que muchas personas mayores vienen a pedir para sus hijos que están parados y que ahora van a comer con más asiduidad a sus casas, que cuando la cosa marchaba bien.
Hay algunos que ya se están desesperando porque pasan los meses y la situación empeora y además no parece tener fin. Llegan las cartas de embargo por falta de pago y no pueden hacer frente. El que menos tiene es el que lo está pasando peor y yo digo que la cuerda siempre se rompe por la parte más débil.
-¿Se puede abastecer a todos los necesitados?
-Llevamos meses que no recibimos ayudas externas de provisiones, excepto de la Fundación Teresa Rivero que colabora con leche y aceite. Desde diciembre hasta febrero llegaban algunos productos de manera continuada, de gente que se acercaba a la parroquia para ofrecer cosas, pero todo eso se ha cortado. Pienso que en parte es porque hay familias que no habían vivido una situación similar y ahora tienen gente cercana que lo está pasando mal y deciden, como es lógico, echarle una mano.
-¿Cuantas familias se atienden desde San Rafael?
-Ha habido un bajón porque la demanda era muy grande y decidimos dar de baja a las familias que cobraban la ayuda social, durante estos seis meses, porque de otra forma no podríamos atender a la gente más necesitada. Estábamos con 230 familias y ahora tenemos unas 170 en acogida.
